top of page
Search

A medida que caminaba, me estabilizó

  • Jan 2, 2024
  • 4 min read

Updated: Jun 4, 2024

“Con paciencia esperé que el SEÑOR me ayudara, y él se fijó en mí y oyó mi clamor. Me sacó del foso de desesperación, del lodo y del fango. Puso mis pies sobre suelo firme y a medida que yo caminaba, me estabilizó.”

El Salmo 40, versículos 1 y 2, nos ofrece una poderosa lección de paciencia y confianza en la providencia divina. La espera paciente no es solo un acto de resignación, sino un compromiso profundo con la fe. Lo sé, cuesta, pero al esperar en el Señor, experimentamos su inclinación hacia nosotros. La metáfora del pozo de desesperación y el fango de lodo refleja las situaciones difíciles en las que a veces nos encontramos. Ya sea por circunstancias de la vida o por cabezones y tercos. Sin embargo, la intervención de Dios nos eleva de esas profundidades, colocando nuestros pies sobre una roca sólida. Este acto trasciende lo físico; es un recordatorio de que, en las circunstancias más desafiantes, Dios proporciona un terreno firme para que permanezcamos. 


David dice: y él se fijó en mí y oyó mi clamor. Esto quiere decir que Dios se fija en nosotros quitando cualquier distancia percibida entre el Señor y Su siervo. Es decir, David supo que Dios oyó su clamor, y confió en una respuesta favorable. Otra versión dice "...pues aceptó atender mis ruegos." Para que alguien te atienda hay que llamarle primero, para que alguien te brinde un servicio hay que reconocer que necesitamos un especialista capacitado en algo que nosotros no podemos realizar, luego contactarle y esperar.


Orígenes (erudito y teólogo cristiano primitivo) dijo: “porque quien no conoce de antemano su debilidad o enfermedad, no puede buscar un médico". Siendo más específica, hay una parte que nos concierne a nosotros. Esto es un trabajo en equipo. Al igual que diversos relatos bíblicos, Dios hará lo que nosotros no podemos hacer por nosotros mismos. Él nos ofrece su fuente ilimitada de poder, pero luego nos exige que hagamos lo que nosotros sí podemos hacer. Por ejemplo, cuando Jesús sanó al paralitico, luego le dijo que se levantara, tomara su camilla y que siguiera su camino  (Marcos 2:11-12). Jesús no le cargó las cosas y lo llevo a su casa, eso no le correspondía a él. Jesús hizo una parte y el paralitico otra. ¿me expliqué?


Entonces, según los versiculos que leímos al inicio, ¿Cuáles son los beneficios de reconocer que necesitamos ayuda y esperar pacientemente la intervención de Dios? Que el Señor colocará nuestros pies sobre suelo firme y a medida que caminemos, nos estabilizará. ¡Que maravillosa noticia!


ree

Pero...

Ojo amiga, no dice que saldremos del foso caminando derechitos, dice que a medida que caminemos él nos estabilizará. Entonces, debemos ver el proceso de sanidad por etapas. Veámoslo como el desafío con el que todos nos topamos una vez; aprender a caminar de bebés. Viene a mi mente la escena de la película animada Bambi, cuando el pequeño da sus primeros pasos, ¿la han visto? Nos vamos a caer, vamos a caminar chuecos, nos vamos a sentir inseguros, pero con el tiempo y los cuidados necesarios vamos a estabilizarnos.


Te confieso que a veces siento que mi proceso no funciona y ha sido por mi culpa; quiero correr cuando aún no puedo mantenerme de pie. Sin embargo, las escrituras y mi consejera se encargan de regresarme a la realidad. "No, cariño esto es un proceso". Inmediatamente me toca respirar profundo y seguir.


Para colmo, a veces estamos tan conformes en nuestro foso que nos acomodamos, lo adornamos y todo aparenta estar en calma, hasta que el fango ya no nos deja respirar. Entonces clamamos y no se tu, pero el solo pensar que el Señor notó que estaba ahí, me escuchó, se inclinó hasta el fango, me limpió y me comenzó a estabilizar me muestra de una manera tangible el amor de Dios con nosotros.

Te dejo con esto para que reflexionemos


En el transcurso de la vida, inevitablemente acumulamos fango en nuestro interior: errores, malas decisiones, heridas emocionales, experiencias dolorosas y ni hablar de las herencias generacionales que pesan sobre nosotros, pero esos temas mejor se los dejo a mi consejera. Ahora bien, el fango representa la imperfección; la carga que llevamos y en este contexto Dios nos puede purificar. ¿De verdad? Si, de verdad, yo también estoy en esa fase. Pero ¿cómo ocurre este proceso?


  1. Reconocimiento del fango: El primer paso es ser consciente de la presencia del fango en nuestras vidas. Reconocer nuestras imperfecciones y aceptar que necesitamos ser limpiados es esencial. Es un acto de humildad y autoconocimiento.

  2. Arrepentimiento y perdón: Dios nos brinda la oportunidad de arrepentirnos de nuestras acciones y pedir perdón. Este acto no solo implica reconocer nuestros errores, sino también buscar el perdón divino y, en algunos casos, el perdón de aquellos a quienes hemos dañado y perdonar a quienes nos dañaron a nosotros. Ya en otra publicación hablaremos de lo que creo que es uno de los perdones más difíciles; el perdón a nosotros mismos.

  3. Sanidad integral: La limpieza no se trata solo de “borrar” los errores pasados, sino de trabajar en una transformación interna. Es un proceso continuo de crecimiento espiritual, aprendizaje y desarrollo personal que nos ayuda a no caer repetidamente en las mismas trampas. Ahí es donde entran los consejeros y guías espirituales.

  4. Gracia y amor: La limpieza del fango no es un castigo, aunque duela, sino un acto de gracia y amor de nuestro ayudador. Dios, en su misericordia, nos ofrece la oportunidad de empezar de nuevo, liberándonos de las cargas que llevamos y permitiéndonos avanzar con mayor sabiduría, responsabilidad y comprensión.

  5. Compromiso: No basta con el proceso de limpieza; hay que mantenerlo. Esto es un compromiso constante a vivir de acuerdo con los principios bíblicos y espirituales.


Amiga que me lees, aunque puedan surgir momentos de desesperación, la respuesta de Dios llega en su tiempo perfecto, sacándonos de las dificultades y estableciéndonos en un lugar seguro. Así, estos dos versículos nos invitan a cultivar una espera confiada y a reconocer que la fidelidad de Dios nos sostiene incluso en los momentos más oscuros. Confía en la sabiduría divina y celebra la gracia que nos sostiene.


Creo que por hoy, lo podemos dejar hasta aquí, ¿te parece? Voy a hacerme un café. ☕

 
 
 

Comments

Rated 0 out of 5 stars.
No ratings yet

Add a rating
Desde la raíz logo.png

Gracias por leer y ser parte de esta historia.

Aunque tu situación puede ser diferente a la mía, espero que éstas reflexiones te ayuden en tu proceso, y que podamos compartir  historias para aquellos que han transitado caminos similares.

Deja que las publicaciones lleguen a ti

Gracias

  • Instagram

Déjame saber lo que tienes en mente

Gracias por tu mensaje

  • Instagram
  • Facebook

© 2035 by Desde La Raíz Blog

bottom of page